martes, 4 de mayo de 2010

Reconocer a Jesús. (Juan 14, 6-14. )

En aquel tiempo dijo Jesús a Tomás: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. Le dice Felipe: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Le dice Jesús: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.


En este pasaje Felipe encarna a cada uno de nosotros, porque es que nos cuesta separar lo humano de lo espiritual.  Casi siempre estamos dominados por los sentidos del cuerpo y se nos hace casi imposible ver "lo que no se puede ver".  Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida ésto lo sabemos pero realmente lo sentimos?, lo vivimos? lo palpamos?.  Muchísimas veces ¡no!... Y es que necesitamos de cosas extraordinarias o mágicas para que podamos creer firmemente que Jesús nos acompaña, y aún así muchas veces olvidamos o asignamos tal evento a la coincidencia u otro efecto de la naturaleza.  Hermano que me lees, qué diferente sería el mundo o nuestra sociedad si actuáramos y sintiéramos que Cristo acompaña nuestros pasos... ¡¡ imaginense!!.  Nos cohibiéramos de decir y de actuar con tanta vanalidad, de sentir en nuestros corazones el rencor y el odio, la ira o la soberbia que muchas veces nos envuelve y que terminamos siendo instrumentos al servicio de cualquiera menos de Dios.  Jesús antes de irnos nos dejó su testamento:  "amense los unos a los otros como yo les he amado".  Estamos cumpliendo realmente su mandato?.  Decimos que creemos en Dios y Él todo lo puede, todo lo ve, todo lo sabe... pero ¿realmente demostramos con nuestras obras lo que profesamos con la boca?.  Reflexionemos por un instante y evaluemos nuestros actos para que como dice el pasaje glorifiquemos a Dios Padre.  Hermano(a) sólo nuestras obras revelarán si realmente Dios habita en mí, porque toda la Gloria o la deshonra de nuestros actos será para Él. Dios te bendiga.

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