jueves, 30 de mayo de 2013


María, Madre y fiel discípula


La Virgen María es y será siempre modelo de un sin fin de virtudes y cualidades que por más que se escriba sobre ella siempre habrá algo nuevo que decir. Ella es esa mujer que todas necesitamos imitar, para construir y transformar a la sociedad. Cuando decide dar su sí a Dios a través del Ángel, sólo era una jovencita, prácticamente una niña y sin embargo asume la tremenda responsabilidad de ser la Madre del Señor, y tal vez no sabía todo lo que iba a sufrir o a padecer por desempeñar éste rol, tal vez tuvo miedo e incertidumbres que le invitaran a decir “no”, en cambio ella se olvida de si misma, no piensa en las consecuencias, y se abandona a su fe, que es la voluntad de su Padre, sabe y está convencida que por más que sea difícil, turbulento e insufrible una situación, toda será solventada con su auxilio, que Él la ayudará y la protegerá siempre.  Y una vez que asume su papel comienza a trabajar en función de todas las responsabilidades que esto implica, comienza a desvivirse para dar vida, para darse a JESÚS y con él a todos aquellos que la requerían. Y el primer servicio lo ofrece a su prima Isabel, y así, en los evangelios, leemos todas las situaciones en las que sirve a la humanidad. María -imagino-, no se quejaba del rol y de todas las situaciones que le tocaba vivir, porque todo lo guardaba en su corazón. Ahora bien, cuando Jesús inicia su ministerio, -creo-, supone para ella un tiempo de desprendimiento de todas sus responsabilidades como madre, es decir, sabe que Jesús no le pertenece y que Él, al igual que ella, necesita cumplir la voluntad de Dios, la prioridad ahora no es su maternidad sino el cumplimiento de la voluntad del Padre. María sabe que ya no debe fungir como madre sino como discípula, y que no debe interferir en  la misión de su hijo. Tal vez, sabía que debía dar paso a una nueva familia, a esa inmensa familia que representamos todos los cristianos.  La Llena de Gracia, inicia su discipulado cuando pasa de la escuela de la antigua alianza a la escuela de Jesús. Posee la sabiduría y el discernimiento para decir Si en cada circunstancia. Una vez, abordado ésta faceta en la vida de María, cabe preguntarse: Cómo estamos ejecutando nuestro papel de madres o padres?, ¿Qué estamos haciendo nosotros para cumplir la voluntad de nuestro Padre?,  Conocemos, en estos momentos, cuál es la misión de nuestras vidas para con Cristo?, Cuál es nuestro comportamiento en nuestros ambientes de desarrollo?, Estamos dando testimonio de lo que significa seguir a Cristo?, ¿Cómo es nuestro compromiso con la Iglesia, con nuestra familia Universal?  ¿Estamos imbuidos del carisma de nuestro movimiento?. Éstas y muchas otras interrogantes deben surgir en nuestra conciencia, para ayudarnos a interpelar de manera eficaz y eficiente, para dar paso a un verdadero discipulado, a una vida plena y llena de gracia, en donde prevalezcan los valores cristianos y humanos, en donde exista el compromiso de una verdadera comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y en donde nuestra fe sea transmitida con amor, con gozo y con mucha espiritualidad mariana, no sólo a nuestras familias sino a todo aquél que nos rodea y que de una u otra manera contactamos en nuestra cotidianidad. La Paz y el amor de Cristo sea derramado sobre cada uno de nosotros.

viernes, 8 de febrero de 2013


HERMANOS DE JESÚS

 María permaneció virgen, pues tras sentirse madre del Hijo de Dios, no deseó ser madre de otro hombre, sino permanecer en esta gracia” (Martín Lutero, Predigt 24 Dezember 1540: LW 49,174)

He decidido escribir sobre éste tema por dos razones: la primera, en respuesta a unos hermanitos esperados que quedaron en visitarme desde hace dos meses para argumentarme, con la biblia, la procedencia de los hermanos de Jesús y aún no han venido; y la segunda para nuestra propia formación doctrinal. La Biblia, efectivamente, menciona en algunos pasajes a unos “hermanos” de Jesús, pero nunca habla de otros “hijos de María”. Veamos las citas en Mt 12,47: ‘Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren hablar contigo’; Mt. 13, 55-56: “¿No es éste el hijo del carpintero? ¡Pero si su madre es María y sus hermanos son Santiago, y José, y Simón, y Judas! Sus hermanas también están todas entre nosotros”. La palabra “hermano” en la Biblia se utiliza para designar, tanto a los hermanos carnales, como a los parientes, entre ellos primos en diferentes grados, sobrinos, etc. un ejemplo de esto es que Lot era sobrino de Abraham (Gen. 11, 27-31) y más adelante en Gen 15,8 dice que son hermanos: “Abraham dijo a Lot: ‘Mira, es mejor que no haya peleas entre nosotros... ya que somos hermanos”. Otro ejemplo en Tobías 7,9: “Tobías dijo a Rafael: ‘Hermano Azarías, dile a Ragüel que me dé por esposa a mi prima Sara”. Efectivamente, ésta era prima de Tobías, pero unos versículos más adelante en Tobías 7,12 Ragüel le entrega Sara a Tobías diciendo: “Recibe a tu hermana”.  Ahora vamos a ver el caso tan cacaraqueado de los supuestos hermanos de Jesús.  Santiago y José, eran hijos de una María pero no la misma madre de Jesús, lo podemos ver en Mt 27, 55-56: “También estaban allí, observándolo todo, algunas mujeres que desde Galilea habían seguido a Jesús para servirlo. Entre ellas estaba María Magdalena, María, madre de Santiago y de José, y la madre de los Zebedeo”. Por otro lado, en Mt 10, 3 donde se menciona la lista de los Apóstoles, se informa que el padre de éste Santiago es Alfeo, esposo de esa otra María, y por tanto padre también de ese José. Y el evangelista Marcos en el Cap. 15,40 aclara la identidad de esta otra María aún más: “Había unas mujeres que miraban de lejos, entre ellas, María Magdalena, María, madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé”. Hay que considerar además que ¿por qué Jesús, muriendo en la cruz, tuvo que encomendar su Madre a San Juan? si hubiera María tenido otros hijos, esto no hubiera sido necesario. Esta escena al pie de la cruz en que Jesús encomienda su Madre al discípulo amado, descrita por el mismo San Juan en su Evangelio, quien estaba allí presente en ese momento, nos da indicios adicionales de que al pie de la cruz había varias Marías distintas a la Madre de Jesús. También este trozo es un ejemplo del uso de la palabra “hermana”, como prima o pariente. “Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás, y María de Magdala. Jesús, al ver a la Madre y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la Madre: ‘Mujer, ahí tienes a tu hijo’. Después dijo al discípulo: ‘Ahí tienes a tu madre’. Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa” (Jn 19, 25-27). Debemos entender que Jesús establece una relación de madre-hijo que no es por naturaleza sino por gracia. Como Juan, todos los bautizados somos hijos de María, ella es nuestra Madre y somos hermanos de Jesús. Y eso lo podemos observar en el Apocalipsis 12,17 "Entonces despechado contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús." Podemos concluir entonces con biblia en la mano, que Jesús no tuvo más hermanos de sangre y que María permaneció siempre virgen. Quisiera dejarles éstas otras citas bíblicas donde se habla de hermanos sin existir el nexo como tal: Gn 29,15, Dt 23,8, Neh 5,8, Jr 34,9. Ayudemos a conocer nuestra fe y oremos para que  reconozcamos en María a nuestra Madre  y vivamos como hijos suyos y hermanos de Jesucristo.