domingo, 28 de noviembre de 2010

Tiempo de Adviento.

Hermanos éste tiempo significa espera, esperanza y, particularmente, creo que es el tiempo más indicado para reflexionar acerca de las visicitudes de nuestra cotidianidad. Tenemos una familia prácticamente fracturada y por ende la sociedad... en donde prevalecen los antivalores y los principios no han encontrado un espacio para inmiscuirse en nuestra vida diaria... realmente es un mundo donde los tiempos que se vislumbran no son nada alentadores para la generación futura... vivimos como lo dice el Papa: la cultura de la muerte. ¿Pero realmente es tan oscuro el panorama de nuestra vida futura? será que no hay salida o alternativa para rescatar o enmendar algo de lo que hemos causado a nosotros mismos y a nuestros semejantes?...

Pués hermanos déjenme decirles que SI HAY SOLUCIÓN... Es precisamente éste tiempo el que nos invita a esperar a aquél que con su amor infinito ha dado su vida para que podamos tener la dulce compañía del Espíritu Santo y quien en todo momento nos asistirá con sus DONES para poder solventar cada una de nuestras dificultades..., y que si en algún momento no logramos resolverlas...,y pensamos que Dios nos ha abandonado... no desesperemos hermanos porque Él nos da en la medida en que nosotros podamos actuar para glorificar y alabar su Santo Nombre... y NADA, ni NADIE puede quebrantar su Santa Voluntad... Claro a menos que nosotros no querramos obedecer!!! o seguir pues su sendas de AMOR INFINITO!!!

Y me pregunto, quién no quiere SER FELIZ? apreciados hermanos en Cristo Jesús, lo que no puede lograr el hombre Dios si nos lo alcanza, no me creen? les voy a invitar con el salmo que dice: Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor!!!. Es más justamente en Navidad la gente se pone "ligh" es decir, tolera muchas cosas y se anotan en una de "amor y paz", se imaginan que Diciembre fuese todo el año..., ¿no creen que muchas tragedias y sufrimientos se evitarían con esta actitud?..., se imaginan a la sociedad futura?. Esperamos el nacimiento de Cristo... su nacimiento en nuestro corazón, y cuando ésto ocurre entonces podemos decir SOMOS FELICES, porque los embates de éste mundo no pertubarán mi paz, mi tranquilidad..., y no porque no los afrontemos sino porque Cristo guía nuestros sentidos y nuestros actos y sabemos que si él está conmigo quien contra mí?... Esperemos con alegría la venida de nuestro Salvador y ofrezcámonos pues como hostias consagradas a Dios para que realice con nosotros su GRAN MISERICORDIA Y BONDAD...

domingo, 7 de noviembre de 2010

Nuestro deber de reclutamiento

¿En qué medida nos estamos desempeñando en nuestro deber de hacerlos nuestros a los de fuera? El hecho es que no procuramos reclutar en la medida de lo posible. Y no se requiere de mucho para que los fieles entren a la Legión. El ideal no es reunir auxiliares sino miembros activos. Lo que nos pasa es que sólo reclutamos cuando nos falta personal en la obra que nos ocupa, cuando el proceso debería ser al revés: reclutar primero y luego buscar obras adicionales para el nuevo personal. Estamos saliendo seleccionadores y hasta exclusivistas. Y esto nos viene mal.

Pero este proceder no sólo nos privaría de personas capaces, sino nos haría también aparecer como una especie de camarilla. Provocaría oposiciones a la Legión y luego, por un raro desquite, nuestros miembros serían en su mayor parte personas no de gran rendimiento. SI hubiera una especie de resentimiento contra la Legión, no entrarían en ella sino personas de bien marcada voluntad. convirtiéndonos en una sección aparte e impopular, nuestra Influencia estaría reducida casi a la nada. He manifestado enfáticamente que esto acarrearía un repudio del conjunto de cosas por las que vive la Legión, lo que sería de verdad una situación lamentable.

Pero en la medida en que el elemento típico de un lugar entra en abundancia a la Legión, la tal oposición considerada arriba desaparecería. Aún más, la visita legionaria y sus demás obras serían vistas con benignidad y se crearla una atmósfera favorable para la extensión universal de un programa maravilloso.

Vengamos ahora al análisis de las razones de este reclutamiento vacilante y mezquino. Me parece que la causa radical son nuestras obras presentes. Estas son demasiado restrictivas y no están en la línea de ml idea de que las personas listas a entrar en la Legión son precisamente los católicos no ¡comprometidos en ningún movimiento. Nuestras tareas actuales no ocupan sino Él a una fracción de ese potencial católico, y nada de esto está acorde con nuestro objetivo de alcanzar toda alma con el fin único de hacerle el bien más grande posible.

Un segundo aspecto es el siguiente: ese sinnúmero de no legionarios no tendría gusto de emprender las obras que les estamos ofreciendo por ahora. Por lo tanto, se ha llegado ya a un afrontamiento fuera de toda discusión de un ensanchamiento de nuestras obras. Ante todo, hay espacio para este ensanchamiento en el ámbito de nuestro programa llamado tradicional. No podemos decir que nuestras visitas a casas e instituciones han sido hechas con intensidad suficiente. Una visita dos veces al año a una casa no está dentro de los ideales legionarios, porque con sólo esas dos veces no se ha logrado crear un clima de amistad ni se ha producido un desarrollo. No hay ni asomos de intimidad. No pasado de ser sino una acción simbólica.

Tampoco hemos explotado ese programa tradicional consistente en la cristianización -incluyendo el abrillantamiento y el embellecimiento- de todo aspecto de la vida, como por ejemplo, la acción de mejoras, grupos, clases, clubs, sociedades culturales y hasta clubs deportivos. Para realizar todo esto se impone un acrecentamiento de miembros. Nuevos miembros van viniendo, es cierto, pero en forma tan lenta como para demostrar que es necesaria una alteración radical de nuestro método hasta para llenar nuestro programa tradicional. Pero aún dando por bien cumplido este programa, el titulo de este articulo seguiría siendo más que una teoría. La multitud católica seguiría estando al margen de todo tipo organizado y con sólo el conocimiento mínimo de la religión, permaneciendo, por lo tanto, fácil presa de la falsa propaganda.

Este rato, tal como está la Legión, no se encuentra en capacidad para atender y recibir a todo ese potencial humano extraño si entrara de golpe. Un ejército ordinario tiene previstos trabajos y esquemas para una posible guerra súbita. Pero nosotros no tenemos ni ideas ni esbozos para recibir a todos los católicos que no se han comprometido en ningún movimiento, si de repente se decidieran a juntársenos -lo que podría muy bien suceder como resultado de alguna situación especial.