sábado, 8 de septiembre de 2012


Eres cristiano? Amas a Jesús? Lo conoces?
  
Muchas veces nos jactamos de nuestra creencia en Dios y de identificarnos como cristianos, pero es ahí cuando debemos interpelarnos y dar respuesta a las preguntas del título de éste artículo, entonces sabremos si realmente lo somos o no…  en ocasiones ¿no te ha pasado que te formas un preconcepto sobre alguien, y cuando lo llegas a conocer a fondo te sorprendes de lo absolutamente distinta que es en realidad esa persona? A veces lo que sientes es mejor que lo que esperabas, y en otros casos es todo lo contrario. Pero en ambas situaciones esa persona termina siendo muy distinta de la que te imaginabas. Imagínate entonces si hablamos de Jesús, nuestro redentor!. ¿Qué tanto lo conoces? ¿existe comunión con él?, ¿sientes su presencia que te acompaña?. Hermana/o ¿Cómo podemos amar a Cristo, si no nos esforzamos en conocerlo? Cristo fuente de amor infinito, de gozo espiritual, Camino, Verdad y Vida, no podemos conocerle y mucho menos amarle sino acudimos a la oración, a la Biblia, a la Eucaristía, a su Madre, a su cuerpo, que es la Iglesia.  Todos éstos representan alternativas o factores que nos permiten el acercamiento a un Jesús vivo, presente, que me acompaña y que con su Espíritu Santo me regala sus dones para solventar y sobrellevar cada una de mis vicisitudes cotidianas al igual que me hace partícipe, miembro activo de la Iglesia para la extensión de su reino. Muchas veces oímos comentarios acerca de lo difícil de amar y servir como Jesús lo hizo, pero les digo algo, su vida entre nosotros es ejemplo y testimonio de comunión con el Padre al igual que la vida de muchos santos que nos invitan reflejar el misterio infinito y amoroso que implica conocer a Cristo, y por Él al Padre. Y en la medida que vamos profundizando en éste misterio, comprendemos y entendemos que Dios no está ausente de nuestras vidas, por allá en el cielo o quién sabe dónde, apartado de nosotros sino que su amor está muy cerca, entre nosotros, en cada uno de nuestros hermanos, del que nos rodea, es decir, está disponible para cualquiera que quiera gozarlo. Y al llegar a éste momento, a ésta fase por decirlo así, es cuando podemos decir con alegría como dice Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me conforta”. Ya no estás pendiente de las banalidades de éste mundo, ni de la concupiscencia del hombre sino que tu propósito, tu objetivo es sólo uno: amar y servir a tu hermano, no solo de sangre, sino a ése que está a tu lado, en el trabajo, en la familia, en tu comunidad, etc. Hermana/o es imposible conocer Jesús y no amarle, si se hace con un corazón bien intencionado. El amor crecerá entonces como consecuencia lógica de entender que Él está allí, esperando que lo descubramos y le abramos nuestras puertas a su amor. María, su madre, ha sido para mí, el camino más corto, cortísimo diría yo, para conocerle, para amarle, para entender y ver su gracia; ella también me acompaña y hace que mi día a día sea excelente, sea único, puedo hacer siempre las mismas cosas, pero en Cristo y María, mi día es irrepetible, no existe rutina alguna, y cada día al levantarme son nuevas expectativas, nuevas energías para vivir, amar y servir de acuerdo a la voluntad del Padre ayudada por mi familia celestial. Ya en otro orden de ideas, quiero aprovechar para felicitar a todo el ejército mariano por el 91 aniversario de la Legión de María en el mundo y espero que cada día se alisten más cristianos a éste movimiento para ser como María, terrible como un ejército en orden de batalla!! 

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