lunes, 17 de septiembre de 2012


Comentarios a la Palabra del Día

Evangelio según san Lucas 7, 1-10 

En aquel tiempo, cuando hubo acabado de dirigir todas estas palabras al pueblo, entró en Cafarnaúm. Se encontraba mal y a punto de morir un siervo de un centurión, muy querido de éste. Habiendo oído hablar de Jesús, envió donde él unos ancianos de los judíos, para rogarle que viniera y salvara a su siervo. Estos, llegando donde Jesús, le suplicaban insistentemente diciendo: Merece que se lo concedas, porque ama a nuestro pueblo, y él mismo nos ha edificado la sinagoga. Iba Jesús con ellos y, estando ya no lejos de la casa, envió el centurión a unos amigos a decirle: Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo, por eso ni siquiera me consideré digno de salir a tu encuentro. Mándalo de palabra, y quede sano mi criado. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: Vete, y va; y a otro: "Ven", y viene; y a mi siervo: "Haz esto", y lo hace. Al oír esto Jesús, quedó admirado de él, y volviéndose dijo a la muchedumbre que le seguía: Os digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande.Cuando los enviados volvieron a la casa, hallaron al siervo sano. 


La lectura de este pasaje del evangelio nos debe interpelar sobre la forma en que creemos en Dios. El centurión no duda en que Jesús, sin necesidad de ir a su casa, sanará a su criado. Sabe y está convencido que con sólo una palabra de Jesús así será. Pienso que él creía que aun la naturaleza estaba sometida a   la voluntad de Jesús. Esta forma de fe, a mi parecer, se ha ido desvaneciendo de los cristianos y en especial de muchos integrantes del clero, los cuales, últimamente, han buscado interpretar los milagros de Jesús como algo simbólico, es decir, que no fueron hechos trascendentes y mucho menos sobrenaturales.  Ahora bien, me pregunto ¿qué pensará Jesús de todos aquellos que buscan explicar racionalmente sus milagros?. Nos dice el texto que él quedó fascinado con la fe del centurión.  Pero ¿se quedará maravillado con las opiniones, concepciones y pensamientos de muchos de los cristianos, sacerdotes, teólogos, etc. de hoy en día?, estará de acuerdo, al igual que ellos, en que "maduremos" en la  fe?, en que le demos otro sentido a las acciones y actitudes de Jesús?. 

Ésta tipo de fe -opino- desdice y pone en tela de juicio muchas de las actitudes y "milagros" de Jesús, de los santos y hasta del mismo Dios. Cabe aquí la expresión: "Sólo sé, que no sé nada", pero les confieso, desde niña he sido temerosa de Dios, y MI FE CATÓLICA, ésa que ha ido creciendo, no sólo por estudios o lecturas de algunos pocos documentos del  magisterio, sino también por experiencia vivida de "gracias", de situaciones, en donde el Espíritu Santo me ha ayudado a comprender el verdadero sentido de la fe, de la misión que tiene, no sólo yo, sino cualquier seguidor de Cristo. Dios, Jesús, María... han colmado mi vida de bendiciones, que para mí, son sobrenaturales... Por eso, ésta fe..., ésta experiencia..., ésta relación con mi familia celestial (Dios, Jesús, María, etc.), me hace feliz, y hace que mi vida sea más "llevadera", que la cruz de ésta vida sea "liviana" y que cada acto, situación o hecho, por muy difícil que sea, lo consagro al Señor, porque sé, estoy segura, fuertemente convencida, de que Él ME AMA, y siempre me llevará por buen camino, aunque humanamente no lo entienda, pero mi espíritu sí sabe que todo lo que Él hace, lo hace POR AMOR.... Por eso hoy quiero decirle: "Señor no soy digna de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme". Y algo más, si madurando en la fe, voy a actuar humanamente y con los criterios del mundo, pues no quiero madurar, quiero quedarme verde..., sencilla, deleitándome con los detalles insignificantes de la naturaleza, de la vida, que me llevan a ver la grandeza de mi Dios..., quiero pensar y seguir creyendo que Jesús si hizo, hace y hará "milagros", reales, tangibles, inexplicables, siempre y hasta el fin de nuestros días, y que su Espíritu Santo revelará sólo a los más pequeños sus maravillas y su reino no tendrá fin.  Un abrazo en Cristo y María.

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