sábado, 4 de septiembre de 2010

Pauta Radial "LA VOZ DE LA CATEDRAL"

Noticias de la Iglesia


A) El Papa pide a jóvenes construir su vida en Cristo ante “eclipse de Dios” VATICANO, 03 Sep. 10 / 09:28 am (ACI). El Vaticano publicó hoy el mensaje del Papa Benedicto XVI para la XXVI Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011. El Santo Padre alienta a los jóvenes a echar raíces en Cristo para construir una vida auténtica frente a un mundo que excluye a Dios y propone caminos fáciles pero engañosos. El mensaje se basa en lema de la JMJ Madrid 2011 “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” (Epístola de San Pablo a los Colosenses). Tiene como fecha el pasado 6 de agosto, festividad de la Transfiguración del Señor. En el texto, el Santo Padre recuerda pasajes de su propia juventud y explica que “la estabilidad y la seguridad no son las cuestiones que más ocupan la mente de los jóvenes. Sí, la cuestión del lugar de trabajo, y con ello la de tener el porvenir asegurado, es un problema grande y apremiante, pero al mismo tiempo la juventud sigue siendo la edad en la que se busca una vida más grande”. El Pontífice sostiene que “no se trata sólo de un sueño vacío que se desvanece cuando uno se hace adulto” porque “el hombre en verdad está creado para lo que es grande, para el infinito. El deseo de la vida más grande es un signo de que Él nos ha creado, de que llevamos su ‘huella’”.

Benedicto XVI explica que “es un contrasentido pretender eliminar a Dios para que el hombre viva. Dios es la fuente de la vida; eliminarlo equivale a separarse de esta fuente e, inevitablemente, privarse de la plenitud y la alegría”. También sostiene que la cultura actual sobre todo en Occidente, “tiende a excluir a Dios, o a considerar la fe como un hecho privado, sin ninguna relevancia en la vida social”. “Aunque el conjunto de los valores, que son el fundamento de la sociedad, provenga del Evangelio -como el sentido de la dignidad de la persona, de la solidaridad, del trabajo y de la familia-, se constata una especie de ‘eclipse de Dios’, una cierta amnesia, más aún, un verdadero rechazo del cristianismo y una negación del tesoro de la fe recibida, con el riesgo de perder aquello que más profundamente nos caracteriza”, denuncia el Papa. Consideró vital “tener raíces y bases sólidas” especialmente hoy, “cuando muchos no tienen puntos de referencia estables para construir su vida, sintiéndose así profundamente inseguros. El relativismo que se ha difundido, y para el que todo da lo mismo y no existe ninguna verdad, ni un punto de referencia absoluto, no genera verdadera libertad, sino inestabilidad, desconcierto y un conformismo con las modas del momento”, advierte. El Papa asegura que los jóvenes tienen “el derecho de recibir de las generaciones que os preceden puntos firmes para hacer vuestras opciones y construir vuestra vida, del mismo modo que una planta pequeña necesita un apoyo sólido hasta que crezcan sus raíces, para convertirse en un árbol robusto, capaz de dar fruto".

B) PSOE agradece "importante papel" de Iglesia Católica en excarcelaciones cubanas. LA HABANA, 02 Sep. 10 / 11:53 am (ACI). Las secretarias de Organización y de Política Internacional y Cooperación del PSOE, Leire Pajín y Elena Valenciano, respectivamente, han trasladado durante su visita oficial a Cuba el agradecimiento del partido a la Iglesia cubana por su "importante papel" para lograr la excarcelación de presos políticos en La Habana. La excarcelación de presos políticos que se está produciendo en Cuba "es un proceso que merece la pena", señalaron Valenciano y Pajín, que encabezan la delegación del PSOE que durante dos días visita la isla. En este sentido, ambas han puesto en valor que otros seis presos políticos, cuya liberación anunció el pasado 24 de agosto el Arzobispado de La Habana, llegarán a partir de mañana a España. En esta línea, la delegación socialista ha subrayado su agradecimiento y reconocimiento por el "importante papel" jugado por la Iglesia en el proceso tras mantener un encuentro en la capital cubana con el Cardenal Arzobispo de La Habana, Jaime Ortega. Durante su visita, ambas recalcaron que, aunque "es lógico que estos procesos, que son difíciles, no tengan una aceptación inmediata por todos", lo que sí "está claro es que este proceso esta dando resultados concretos y reales". "Escuchar a todo el mundo no es incompatible con apoyar los esfuerzos y el trabajo del Gobierno de España", han matizado

Aprendiendo con la biblia
A Jesús, mucha gente le sigue. Han visto sus milagros; han oído sus palabras, incluso han creído en el Reino de los Cielos. Sin embargo, esto no es suficiente para ser su discípulo. Hace falta tomar la cruz, y despreciar todo lo que nos impide amarle sobre todas las cosas: apegamiento desordenado a la familia, posesiones, dinero, planes y hasta nuestra propia vida... ¿Por qué todas estas condiciones? Él mismo nos lo aclara: «Porque, ¿quién de ustedes, al querer edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos a ver si tiene para acabarla?». Seguir de cerca a Jesús, supone esfuerzo, cuesta. Antes o después uno se encuentra con la cruz, y es entonces cuando se demuestra la calidad de su amor a Dios. No ama de verdad quien no esta dispuesto a sacrificarse por la persona amada. La fe vibrante, emocional, pero pasajera propia de algunos cristianos se derrumba cuando azotan los vientos de la contradicción o del desaliento, del sufrimiento o la desgracia. En cambio, cuando la fe está enraizada en la cruz, el sacrificio en vez de alejarnos de Dios nos une a Éi: nos hace colaboradores de su Redención. San Gregorio Nacianceno nos dice: «Inmolemos cada día nuestra persona y toda nuestra actividad, imitemos la pasión de Cristo con nuestros propios padecimientos, honremos su sangre con nuestra propia sangre, subamos con denuedo a la Cruz. Si quieres imitar a Simón de Cirene, toma la cruz y sigue al Señor». «Si alguno de los que me siguen no aborrece a su padre y madre, y a la mujer y a los hijos, y a los hermanos y hermanas, y aun a su vida misma, no puede ser mi discípulo».


San Josemaría Escrivá de Balagueren su libro Es Cristo que pasa nos recuerda apropósito de este pasaje del evangelio lo siguiente: “son términos duros. Ciertamente, ni el odiar ni el aborrecer castellanos expresan bien el pensamiento original de Jesús. De todas maneras, fuertes fueron las palabras del Señor, ya que tampoco se reducen al amar menos, como a veces se interpreta templadamente, para suavizar la frase. Es tremenda esa expresión tan tajante no porque implique una actitud negativa o despiadada, ya que el Jesús que habla ahora es el mismo que ordena amar a los demás como a la propia alma, y que entrega su vida por los hombres: esta locución indica, sencillamente, que ante Dios no caben medias tintas. Se podría traducir las palabras de Cristo por amar más, amar mejor; más bien, por no amar con un amor egoísta ni tampoco con un amor a corto alcance: debemos amar con el Amor de Dios».

Pero, ¿cómo amó Jesús a su familia en la tierra: a María y a José? El Evangelio nos lo resume con una breve frase: «Y bajó con ellos, y vino a Nazaret, y les estaba sujeto» (Lucas 13,34). Siendo Dios, obedeció a sus padres de la tierra, ayudándoles en sus necesidades: a su Madre en las labores de la casa, y a José en su taller de artesano. Sin embargo, cuando se «perdió» en el Templo, haciendo sufrir a sus padres, les recuerda: «¿No sabían que es necesario que yo esté en las cosas de mi Padre?» (Lucas 2,49). Para Jesús, el amor grande que le tuvo a sus padres nunca supuso un obstáculo para hacer la voluntad de su Padre celestial. Por eso, en el momento de la cruz, aún sabiendo que rompía el corazón de su Madre santísima, obedeció fielmente a la misión que Dios le había confiado. Que aprendamos de su vida a amar a nuestra familia, a nuestro prójimo con hechos, y a amar más aún a Dios, cumpliendo siempre primero su voluntad.


EL TEMA DE HOY: CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

El Catecismo de la Iglesia católica es el texto donde se expone la fe y la doctrina de la Iglesia cristiano-católica, atestiguadas o iluminadas por la Sagrada Escritura, la Tradición apostólica y el Magisterio eclesiástico. Es uno de los dos catecismos de la Iglesia Universal que han sido redactados en toda la historia, por lo que es considerado como la fuente más confiable sobre aspectos doctrinales básicos de la Iglesia católica. El Catecismo de la Iglesia católica es un texto de dominio público para la Iglesia Universal, es decir, es un documento que puede ser consultado, citado y estudiado con plena libertad por todos los integrantes de la Iglesia católica para aumentar el conocimiento con respecto a los aspectos fundamentales de la fe. De la misma manera es el texto de referencia oficial para la redacción de los catecismos católicos en
todo el mundo. Como parte de las actividades realizadas por el vigésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, el Papa Juan Pablo II convocó a una sesión extraordinaria del Sínodo de los obispos el 25 de enero de 1985 para agradecer a Dios y celebrar los enormes frutos espirituales productos del Concilio. Como parte de las conclusiones de ese evento el Sínodo pidió al Papa que se organizara la redacción de un Catecismo de toda la doctrina católica para que fuese punto de partida de todos los catecismos de las Iglesias locales y además fuese instrumento de derecho público para la Iglesia Universal, que expusiera con rigor todos los aspectos de la doctrina, expusiera claramente los principios de la moral y la liturgia; siendo a la vez ameno en su lenguaje y adaptado a los tiempos modernos.


Atendiendo el deseo del Sínodo en 1986 el Papa convocó a una Comisión de doce obispos lideradas por el cardenal Joseph Ratzinger (que se convertiría en el Papa Benedicto XVI) para preparar el proyecto del Catecismo. Esta primera comisión, apoyada por un grupo de otros siete obispos expertos en Teología y Catequesis, fueron nombrados para apoyar a la Comisión. Ellos abrieron la consulta a toda la Iglesia a través de todos los obispos católicos y los institutos de teología y de catequesis. Durante 6 años se estuvieron revisando las aportaciones de la iglesia mundial, a la par que se iniciaban los trabajos de redacción. Se realizaron nueve versiones del texto, incluyendo las modificaciones de teólogos y expertos de todo el mundo. Juan Pablo II declaró que se puede decir que el Catecismo es fruto de toda la colaboración del episcopado de la Iglesia católica. La versión latina oficial vio la luz el 15 de agosto de 1997, fruto de una intensa labor de más de diez años donde participaron muchos miembros de la Iglesia Universal.

El Catecismo de la Iglesia Católica, constituye un valioso instrumento para la acción evangelizadora de la Iglesia. Como dice el Papa Juan Pablo II en su Discurso de presentación de la edición típica, el Catecismo de la Iglesia Católica ayudará a: "profundizar el conocimiento de la fe, está orientado a la maduración de la fe, su enraizamiento en la vida y su irradiación en el testimonio y representa un valioso instrumento para todos los miembros de la Iglesia: para los presbíteros en su formación permanente y la predicación; para los catequistas en su preparación remota y próxima al servicio de la Palabra; para las familias en el crecimiento de la gracia del sacramento del matrimonio; para los teólogos, como una referencia autorizada en su investigación; para quienes trabajan en los múltiples campos de la acción eclesial; y en general para todo cristiano que, consultándolo periódica o esporádicamente, podrá redescubrir la profundidad y belleza de la fe cristiana". (Cf. Discurso de Juan Pablo II en la presentación de la Edición Típica. 1997). Por eso debe ser conocido mejor, más ampliamente acogido y difundido, y sobre todo, convertido en valioso instrumento de trabajo diario en la tarea de la evangelización, y en concreto de la catequesis. El uso que puede y debe hacerse del Catecismo de la Iglesia Católica ha de conducir a convertir a éste en punto de referencia para toda la acción profética de la Iglesia, sobre todo en este tiempo en el que se advierte, de manera fuerte y urgente, la necesidad de un mayor empeño en la misión propia de la Iglesia de transmitir la fe, de un nuevo impulso misionero y de una reactivación de la catequesis y de la predicación de la Iglesia
El Catecismo de la Iglesia Católica adquiere también otros muchos significados y valores, que merecen ser destacados, como son: Ser instrumento al servicio de la unidad de la fe. El Catecismo de la Iglesia Católica ayuda a hacer posible la vivencia de una explícita comunión de fe, de tal manera que los cristianos puedan encontrarse más allá de los continentes y las diversas culturas en un lenguaje fundamental de la fe y experimentar así su conciencia de unidad como Pueblo de Dios. Ser instrumento al servicio de la renovación eclesial. Al recoger las enseñanzas del Concilio Vaticano II que impulsan a la renovación de la Iglesia y por estar destinado a la catequesis, está llamado a fortalecer y renovar la vida de las comunidades eclesiales. El Catecismo de la Iglesia Católica se pone, pues, al servicio de la renovación y revitalización de los fieles y del espíritu misionero de los creyentes comprometidos a vivir su Bautismo en el mundo contemporáneo. Ser instrumento al servicio de la iniciación cristiana. El Catecismo de la Iglesia Católica que "entrega" lo que la Iglesia cree, vive y celebra en su doctrina y en su culto, nos dice en su conjunto en qué consiste la iniciación cristiana, y ofrece los elementos indispensables y básicos para una fundamentación y enraizamiento de la fe en los bautizados.

Una ayuda para la vida de oración personal y comunitaria, promoviendo itinerarios de seguimiento y de espiritualidad; Un estímulo y aliento para proseguir los trabajos ecuménicos en pos de la unidad de la Iglesia, al mostrar con esmero el contenido y la coherencia admirable de la fe católica; Un valioso apoyo a todos los que tienen dificultades en su fe, o a cuantos no creen, al proporcionar estímulos iluminadores en la búsqueda de la verdad. Una ayuda en el conocimiento de la verdad que el hombre actual anda buscando como fuente de libertad y de felicidad. Es uno de los servicios más inestimables que el Catecismo de la Iglesia Católica puede prestar a los creyentes y a los hombres de hoy: ofrecer a todos la verdad que salva, Jesucristo, en quien la verdad de Dios y del hombre quedan iluminadas.

Por último, ser guía y punto de referencia para la elaboración de los catecismos locales instrumentos inapreciables para la catequesis llamada a llevar la fuerza del evangelio al corazón de la cultura y de las culturas. (Cf. Directorio General para la catequesis, 131). En definitiva: "un don privilegiado para redescubrir la inagotable riqueza de la fe" y al ser conocido y compartido por todos "se extienda hasta los confines del mundo la unidad en la fe, que tiene su modelo supremo en la unidad trinitaria". (Discurso de Juan Pablo II en la presentación de la edición típica. 1997)

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